domingo, 28 de junio de 2020

Lo que nos quedó pendiente


Decime cómo voy a hacer con tantas cosas que nos quedaron pendientes. Con todo eso que nos quedó ahí, en el cajón de los casi, a punto de hacerse, de probarse, de sentirse, de decirse, de ser. Fueron "casi" tantas cosas. Podríamos vivirlas igual, quizás. Pero nos quedó pendiente vivirlas juntos. Y ahora decime cómo hago con eso. Con las pocas ganas de mirar para adelante sabiendo que ese adelante ya no lleva tu nombre, o con estos ánimos que me empujan para abajo cuando lo único que quiero es poner un brazo al lado del otro para cubrirme de este desorden. Decime qué hago con las preguntas que ninguno pudo responder. A dónde las escondo, con qué las disfrazo, de qué me disfrazo yo. Decime qué hago con el futuro que se nos escurrió como arena entre los dedos cuando el destino decidió que esto, así, no iba para ningún lado. Yo no lo sé. Aprendí a vivir de todas las formas posibles, con cicatrices, con heridas abiertas, con dudas existenciales, con vacíos, con silencios abismales, pero lo que nos quedó pendiente todavía me duele. Me atraviesa el alma y me la parte en dos. Sin tregua. Sin tratos ni posibilidad de negociación. Y ahí sí no me queda más que aceptar. Me resigno a los recuerdos de un futuro que ni siquiera era nuestro y no me queda más que aceptar: Que además de miedos, de vacíos, de cicatrices y de heridas abiertas, uno tiene que aprender a vivir con lo que le quedó pendiente...